Leyendo un artículo sobre el concepto del «coste económico del error» en la toma de decisiones llegamos a la conclusión de que es completamente válido en nuestra rutina diaria.
Cuando se etiqueta de caro a un producto ¿se está valorando el coste del error que supone asumir todos los gastos por reparaciones frecuentes, mermas, mayor coste eléctrico y baja rentabilidad que conlleva la compra por precio de maquinaria de dudosa calidad y funcionalidad?. En este caso la nueva compra resultante será doblemente cara. A los gastos ya mencionados habrá que añadir la compra de una segunda máquina ya que la primera ha dejado de ser funcional
¿Es lógico mantener esta inversión o mejor dar por sentado que nos hemos equivocado, no seguir perdiendo dinero y optar por una nueva inversión en la que valoremos otros aspectos aparte del precio?
En muchas de las visitas a obradores vemos maquinaria que o no se utiliza por que no funciona o bien se le da una función que no es por lo que se la compró. Hemos de aprender de nuestros errores del pasado para la toma de decisiones futuras y más en el ámbito empresarial y valorar todos los aspectos que conlleva el acometer una inversión de este tipo.
En estos momentos , en que las inversiones deben hacerse con el máximo rigor, es cuando más hay que valorar todos los aspectos de una compra ya que de ella depende nuestra producción y nuestro beneficio.